Primera parte de un viaje por las comarcas de
Albarracín y
Gúdar-Javalambre que, debido a mi dolor de muelas de esos días, yo esperaba que fuera tranquilo, bien planeado y aburrido, sobre todo muy aburrido, nada de risas por el bien de mi inflamación bucal... Pero todo salió al revés de lo previsto.
Ya durante la excursión del primer día por la
Sierra de Gúdar comprobamos que no iba a ser un viaje convencional. Después de más de diez horas caminando por el monte, barra y media de pan "a palo seco" y algún que otro despeñamiento optamos por la opción más positiva: reir; aunque sólo fuera como alternativa a llorar.
En ese primer día descubrí cómo se debieron sentir los personajes de
esa gran serie, aprendí que no debemos fiarnos ciegamente de ninguna indicación de ruta - ésto ya lo intuía, pero nunca había tenido una revelación tan explícita - y renuncié al lema que hasta entonces había mantenido de que
los planes improvisados son los que mejor salen... Aunque reconozco que lo pasé genial.
Además, así tuvimos la oportunidad - y sobre todo el tiempo - para ver todas estas cosas bonitas.
Caprichosa erosión